Te veo ahí, en lo alto, pero sólo me miras. Estiro mi brazo, que mide como un metro, y tú te alejas. Ya casi te toco, aprovechando tu inmovilidad por mi hipnotismo, pero la distancia es enorme, y yo parezco irme. Tan sólo me desvanezco, mientras tú aún existes, necesitándome, muriéndome.
domingo, 8 de septiembre de 2013
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