viernes, 6 de febrero de 2009

Iba por la calle, se supone que caminando, hasta que la vi... parada en una esquina, con su boca, ojos grandes, cabellos castaños... la vi, la vi...

Pero había tanta confusión en la calle, la gente iba y venía presurosa, corrían de un lado a otro y cruzaban la pista sin mirar... cogí mi walkman, lo quise encender, no encendía, lo abrí, saqué las pilas (no podía soportar el ruido de la gente), eran duracell, mordí una, me la tragué, mordí el disco, me corté la lengua, y la sangre fue el postre del moribundo que fui, echado en un sucio jardín.

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