lunes, 3 de marzo de 2008

PRIMER TRASLADO DEL TIEMPO UNO AL TIEMPO DOS

El ser estaba en el borde de su guarida, cuando vió que alguien llegaba... Era el otro ser.
Se miraron como en una dulce confusión, el otro desde su flote, el uno desde el suelo. "Vuelas...", le dijo. Y se miraban, no se dijeron nada más, hasta que el otro decidió bajar de su levitación. Nada se oía, aparte del silbar del viento.
- Pensé que me ibas a recoger, a rescatar...
- No, -dijo el otro- las cosas no fueron así.
- Dijiste: "tengo frío", y al final me dejaste como en un triste sueño.
- Sí, lo dije, pero... que más da? (¿así se dice en la literatura?)
- No me cambies de tema, sólo dime porqué me lanzaste el anzuelo... porqué...
- ¡Lancé qué?, ¡lo lanzaste tú!
- Pero igual, ya me capturaste, y ahora: ¿te sirve de algo tener la llave?
- ¿Cuál llave?, ¿de qué hablas?
- De mi...
- ¡Tu qué?
- Nada que te interese...
- ¡No me dices nada!
- Sólo puedo decirte que una vez me comí esa llave (de mi corazón), y ahora no puedo sacármela de adentro, por eso cada vez que el sabor me vuelve a la boca, como una de esas "vinagreras", tengo la impresión de que mis emociones me atrapan de nuevo.
- Pero ya me tengo que ir.
- Recuerdo que te amaré por siempre.
- ¡Estas hablando demasiadas incoherencias!; sabes qué: he estado pensando en que ya no deberíamos vernos, los atardeceres son mejores desde mi montaña, este acantilado tuyo no me gusta.
- Y me decías que te encantaba...
- ¿Yo dije eso?, ya no lo recuerdo, sólo recuerdo que me estabas diciendo algo, algo así como: "ya sabes que yo sé que ya sabes que yo sé".
- Gracias por entenderme, ahora si veo el reflejo de mis palabras en tu mente. Pero te pido un favor... ya que esto es un mensaje fugaz; ya que se te va a pasar; porqué no me dices claramente si en verdad voy a morir comido por ti, o si voy a sufrir la eterna pena de no recibir una señal que me haga salir de este hirviente pantano en el que mi traidora ilusión me ha soltado... vi tus ojos, tus labios, sentí tu voz, me quedé pensando en ti cobardemente mientras me mirabas alimentándome, te dije ciertas cosas, cosas que quizá ya no permanezcan en tu mente...
- No eres yo, no tienes derecho de obligarme a dejarte libre, no te he capturado yo, si ya te tengo es porque tú te entregaste... y ahora deseo soltarte...
- ¡No!
- ¿Duele, verdad?
- Sí...
- Pero no quiero que te duela. Tú lo buscaste, yo sólo te dije que tenía una idea en la cabeza, una que pronto se me iba a ir; si te dejaste llevar por ese sentimiento, es tu culpa.
- Y eso es lo mejor, que yo decidí buscar eso, me metí subrepticiamente en tu red, ¿me perdonas?
- No.
- ¿Es esa una señal?
- ¡No!... jamás te daré una señal.

No hay comentarios: